El misterio radica en el ojo izquierdo, donde parecen apreciarse las iniciales CE, pero cuyos rasgos también podrían obedecer a una B o una S. «Es muy difìcil de determinar con claridad qué letras son, hay que recordar que la pintura tiene quinientos años y no es tan clara como cuando fue pintada», advierte Vicenti.En cualquier caso, los trazos no tienen nada que ver con las siglas relativas a Lisa Gherardini, la esposa de un comerciante florentino que a menudo ha sido mencionada como la mujer retratada. Vicenti, que presentará sus conclusiones en enero, descarta además a Gherardini por su convicción de que la pintura fue realizada en Milán, ya que detrás del lienzo figuran la cifra 149, con un cuarto número borrado, lo que remite a la década de 1490, cuando el pintor se encontraba en Milán. Vicenti deduce por ello que la modelo debería ser alguien de la corte de Ludovico Sforza, el Duque de Milán.
«Da Vinci puso un especial énfasis en la Mona Lisa y sabemos que en los últimos años de su vida llevó con él la pintura a todas partes. Sabemos también que era muy esotérico y usaba símbolos en su trabajo para dar mensajes. Quién sabe si las letras son un mensaje de amor a la figura del cuadro», afirma el especialista. En el lienzo se han descubierto otros supuestos códigos: bajo el arco derecho del puente que se ve al fondo del cuadro se aprecian la cifra 72 o quizás L2. «Es otra posible clave», dice.
Vicenti es miembro de un grupo de investigadores que ha pedido permiso oficial para exhumar los restos de Leonardo, que fue enterrado en el castillo Amboise, en el valle francés del Loira. Desean comprobar si en la tumba se encuentra la calavera del artista, ya que con ella se podría establecer si la Mona Lisa, que pertenece al Estado francés y se halla expuesto en el Louvre, es en realidad un autorretrato.
En mi opinión, el gran Leonardo Da Vinci estuvo años inventando y tratando de crear un gran misterio en aquella obra, y nosotros, quizás tratando de ser tan brillantes como lo fue él, tenemos la solución a esa gran cuestión delante de nuestros ojos, nunca mejor dicho, y no somos capaces de darnos cuenta.
María Sánchez
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