
El tejido no introduciría directamente el fármaco en el cuerpo, sino que lo haría progresivamente, aumentando el rendimiento de este, ya que cuando tomamos un medicamento este pasa directamente al estómago, donde una parte de el es destruido y por tanto, se pierde efectividad en el tratamiento.
Hemos elegido esta noticia porque nos parece muy interesante como un tejido puede funcionar como un dispensador de fármacos, como puede facilitar la vida a personas que día tras día deben tomar medicinas cada pocas horas y de diferente tipo para tratar sus enfermedades.
Jose Ramón González y Pablo Gordillo
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