Todo comenzó con manifestaciones pacificas de la población, que pedían un aumento de sus libertades frente al régimen ejercido por Bashad Al-Asad pero, como siempre, el fanatismo y radicalidad de algunos sectores truncaron esas manifestaciones y generaron una escala de violencia desembocada en la propia guerra.
Esta guerra civil, que enfrenta a el ejercito de liberación siria y a las tropas de Al-Asad, se ve agrabada,una vez mas, por el entrometimiento de otras naciones que solo buscan sus intereses económicos.
En este caso, los acuerdos entre Rusia y Siria en cuanto a armamento, ha motivado la ira de Israel, que ha bombardeado Siria y amenaza con volverlo a hacer.
Una vez mas, los intereses económicos se anteponen al derecho de la vida. Una vez mas, insisto, la población sufre bajo los intereses de otros.
Con esto no hemos de exculpar a la población, pero tampoco culparla. Las masas son tontas, y esta vez se han visto atrapadas entre dos inmensos errores: el islamismo radical y la dictadura.
El hecho que convierte esta guerra en una especie de tragicomedia para los europeos es que nosotros mismos les hayamos vendido armas química, y ahora nos horroriza ver como son utilizadas. La estúpida opinión publica se ruboriza ante la dolorosa muerte que causan algunas de estas armas; sin darse cuenta que ellos han facilitado esa situación con su pasividad.
Es fácil estar ahí sentados leyendo esta noticia, que terminareis de leer y cerrareis para continuar con vuestra vida. Solo pido consciencia, consciencia de las miles de vidas que se pierden día a día en la guerra; personas que tenían padres, hermanos, hijos...
Iván Meleggatti
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